sábado, 31 de mayo de 2008

Un mal paso.

Una vez mas, tenemos una enferma en casa. Una vez mas, es Pinka. Hace un año estuvo internada en el hospital por apendicitis. Hace dos años y medio, se luxó el codo derecho. Tuvo que aprender a escribir con la mano izquierda. En esta ocasión, es un esguince grado 2 con posible fractura en el tobillo derecho.


Le pusieron yeso y tiene que usar muletas por dos semanas; estaba ella un poco preocupada y muy emocionada al mismo tiempo. Preocupada porque va a participar en la obra de fin de cursos de su escuela, y tiene uno de los papeles principales, la obra es en 4 semanas así que parece que va a estar lista para su participación, tengo mis dudas, pero ella dice que ya se sabe sus parlamentos muy bien. Emocionada porque una vez mas (y esto en realidad me preocupa) va a ser de las "populares" de su salón; por tercera vez. En fin, veremos que pasa.
Todo esto pasó ayer. Fui a comer con mi esposa a "El Lug@r", restaurante vegetariano. De ahí elle me llevó a recoger mi carro a la agencia (lo llevé al servicio) y como casi era hora de que pasar por las niñas a la escuela decidí "pintearme" el trabajo por un rato e ir por ellas (a fin de cuentas, mi jefe no estaba aquí, el lunes será otra historia). Pinka empezó con el ataque desde que la vi. "Quiero ir a la fiesta, quiero ir a la fiesta, quiero ir a la fiesta...", "Mediana puede ir conmigo, puedo llevar el regalo el lunes", etc., etc.
Como buen padre, cedí a esas demandas, solo que Mediana no quiso ir; solo llevé a Pinka. Iba muy contenta, iba a ver a sus amigas. Y la mamá de una de ellas, nos llamó a la casa 2 horas después para avisarnos que, cuando Pinka estaba en el trampolín (no brincolín, trampolín) se torció el tobillo. La atendieron ahí (una enfermera que estaba ahí) y después que nos llamaron, la llevaron al hospital (la mamá de una de las mejores amigas de Pinka).
Allá fuimos todos, Mediana, Vicky, mi esposa y yo. Llegamos al hospital del "Pr@do" y después de esperar por 45 minutos sin que nos atendieran en Urgencias (¡imagínense si hubiera sido algo mas serio!), llegó el ortopedista y nos dijo que ver a tanta gente lo ponía nervioso (también estaba ahí un compañero de Mediana que le había pasado algo parecido jugando futbol en la escuela), ¡y se fue!
Nos cambiaron de cuarto y nos tuvieron esperando otros 5 minutos y casi me enojo (*), entonces le dije a mi esposa que mejor nos fuéramos al Hospital Ange1es (donde estuvo Pinka internada el año pasado). Llegamos, la bajé del carro, cuando regresé de estacionarme ya estaba en Rayos-X. Media hora después ya nos íbamos. Gran diferencia.
Hoy fuimos a ver al ortopedista; resultó que participó cuando me operaron del codo derecho (me lo fracturé en una caída, una de las cicatrices que tengo por caerme) y es muy simpático. Tuvo que enyesarle (aunque ahora no se usa yeso, se usa fibra de vidrio; ¿cómo se llamará ahora?) la pierna derecha. Saliéndo de ahí fuimos por las muletas, pediátricas. Con trabajo y le quedaron (Pinka es muy chaparrita), tendrá que aprender a moverse con ellas por dos semanas.
En fin, así es la vida. Nos vemos luego.
(*) Tengo mi clasificación de "enojamiento": a) Incomodar; b) Molestar; c) Enojar; d) Encabronar, existe una e), pero solo he llegado una vez allí; casi nunca me enojo, pero dice mi hermano J.C. que el sabe que estoy enojado porque se los ojos se me ponen rojos. Cuando le dije que le iba a dar un botellazo al Arnold tenía los ojos rojos.

No hay comentarios: