miércoles, 12 de mayo de 2010

Guadalajara

Hace casi 20 años estaba estudiando en Guadalajara.

Siendo lo flojos que eramos (mi mejor amigo y yo), se nos ocurrió hacer un proyecto final que cubriera los requerimientos de las cuatro materias que necesitaban proyecto final (¡para que hacer dos o mas proyectos se puede hacer uno solo!).

Por supuesto no contabamos con la posibilidad de que el proyecto fallara y entonces en lugar de tener una materia reprobada (o con mala calificación) tuvieramos entonces cuatro (¡de un total de seis materias!).

Obviamente que la ley de Murphy aplicó y el día de la revisión (que fue por allá del 20 de Mayo) se nos quemó el prototipo que estabamos probando. Parecía que el cerebro también se nos quemó, quedamos tan sorprendidos que nos congelamos; no pudimos hacer nada mas.

No contabamos con otro de los integrantes del equipo, que siendo menos optimista, estaba preparado para hacer un esfuerzo adicional y empezó a revisar parte por parte del prototipo hasta determinar que, aunque quemado parte del mismo, todavía era funcional en un sentido (era una red de computadoras por medio del cableado eléctrico), así que todavía podiamos demostrar el funcionamiento teórico desde una computadora a otra, aunque no se respondieran.

Esa actitud de "a ver, vamos revisando de nuevo parte por parte" y esa serenidad fue algo que nos marcó de por vida. Nos salvamos, graduamos y demás.

20 años después, sigo impresionado por esa serenidad de mi compañero Chava, que ante la falla total del último semestre de la universidad pudo recuperar el proyecto y conseguir una calificación aprobatoria para todos nosotros (eramos cuatro integrantes del equipo). Ese ejemplo me ha servido para mantener una cabeza fría en momentos de estrés (y si no pregúntenle a mi hija Vicky cuando se estaba ahogando con un pedao de pollo con piña y nadie mas que yo pude moverme y hacerle la maniobra Heimlich).

Esa es una de las últimas anécdotas que tuve en la universidad como estudiante; desgraciadamante, no seguí en contacto con Chava, tampoco con Gabriel; solo con Martín (a quien sigo considerando mi mejor amigo, a pesar de mi falta de contacto).

Ahora, resulta que se esta organizando una reunión por el vigésimo aniversario de nuestra graduación. Me contactó el "Zorry", otro mas de mis compañeros y me avisó de la proximidad.

En 1986 llegué a Guadalajara, y por muchas cosas que pasaron terminé estudiando en el ITESO. 135 estudiantes iniciamos Ingeniería Electrónica. En 1990 nos graduamos 22 (mas otros 11 que empezaron en 1985 o antes). Otros 40 se graduaron en años posteriores. No he vuelto a ver a mas de 10. Excelente oportunidad de retomar el contacto.

Así que, Guadalajara, preparate porque nos veremos por allá.

Hasta luego.