lunes, 12 de mayo de 2008

Aburrimiento

Desde que nació mi hija menor (en el 2000 de ahora en adelante llamada "Pinka") y debido a que mi esposa trabaja (a veces hace como que trabaja) conseguimos a una señora que nos ayuda en casa. La razón principal de contratarla es para que cuide a las niñas, sin embargo a ella le gusta limpiar. Lleva tanto tiempo con nosotros que ya casi es de la familia, y cuando mi hija mediana (de ahora en adelante llamada "Mediana") hizo su primera comunión, le pidió que fuera su madrina; entonces en realidad es mi comadre. Claro que cuando le dijo a Pinka que era su nana, Pinka le respondió muy tranquilamente que no era cierto, que era la señora que limpia. Toda una tragedia telenovelesca.

Cada 6 meses (aproximadamente) se aburre de algún área de la casa y entonces reorganiza esa área. En mi particular manera de (des)organizar mis áreas personales (clóset, buró y algunos cajones con papeles) he tenido que pedirle que las deje como están. Sin embargo jamás se me ocurrió decirle algo respecto a los libreros (hay tres libreros grandes, dos chicos y cinco repisas con libros), aún con todos los libros que hay tengo el conocimiento de en que lugar de la casa está cada uno de ellos y si alguno me falta. Es algo que a mi esposa le molesta mucho, ya que en lugar de organizar los libros me limito a dejarlos en (casi) cualquier lugar.

El día de hoy, al pasar por los libreros grandes "algo" me llamó la atención. No pude determinar que era y seguí caminando, la segunda vez puse mas atención y me di cuenta que "alguien" (ya saben quien) reorganizó esos libros. Di un repaso rápido y me dí cuenta que no voy a ser capaz de reconocer en que lugar quedaron los libros a menos que yo mismo los vuelva a acomodar. ¡Diantres, demonios y recórcholis! (Trato de limitar mi lenguaje, ya que puede ser que esto lo lean algunos niños). ¡Qué flojera! En fin, intenté ver si estaban todos los libros que me interesa saber donde están y entonces no encontré dos libros que me gusta releer de vez en cuando. Se llaman: "Picardía Mexicana" I y II.

Los libros forman un compendio de los albures y doble sentidos que los mexicanos usamos (claro que con información basada en "Chilangolandia", que es la capital del albur en México) y cuando estoy muy aburrido los busco para releerlos y reír un poco.

Paciencia.

También encontré que la mitad de los libros que tengo en "Edición de bolsillo" están reacomodados en "doble fila", lo cual hace imposible encontrarlos rápidamente.

Que le vamos a hacer.

Pues irnos a dormir, y esperar que no se le ocurra organizar las películas porque entonces eso si será un desastre total.

Buenas noches, hasta luego (si es que a mi comadre no se le ocurre reorganizar la computadora).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ah, nada peor que cuando alguien con iniciativa te reorganiza la casa. Cuando joven, Mary, que trabajaba para mi mama y era un amor, de repente le daba por limpiar mi escritorio. Era la muerte, porque luego no encontraba yo nada y lo peor era que yo siempre he escrito y nada como perder algo de indole extremadamente privada para que se le desate a uno la paranoya. Siquiera en tu caso son libros.

[pero libros en doble fila? Nooooooooooooooooooo!]

J.A. dijo...

En casa de mis papas nunca hubo ese problema. Las muchachas que nos ayudaron (Fina y Toña) siempre respetaron mucho los acomodos de las cosas. Pero desde que estoy casado y tenemos quien nos ayude; no importa quien, siempre moveran las cosas de lugar.