jueves, 19 de junio de 2008

Son las 12 de la noche y todo sereno

Hola, ¡tanto tiempo sin leernos!

Pues yo por acá, en Carolina del Norte; de viaje de trabajo. Sin muchas ganas de venir, pero que le vamos a hacer; ya estamos por acá. Espero que todos ustedes se encuentren bien. Yo regreso mañana a Tijuana; en la noche. El sábado estaré funcionando normalmente. En el inter, portense bien y que les vaya bonito.

Ya me iba a despedir y me acordé de algo. Por la tarde (es medianoche aquí), platiqué con mi esposa acerca de como las personas nos desviamos de lo que realmente queremos al deslumbrarnos por cosas sin tanta importancia. No tuvo un buen día en su trabajo y platicamos al respecto. Lo que me impactó, fue un comentario que le hizo un compañero de su trabajo; referente a que hay que aguantar las situaciones incómodas, porque hay una recompensa al final; cuando mi esposa le preguntó que cuanto tiempo hay que hacer eso, la respuesta fue "7 años".

¿Se imaginan? ¿Aguantar 7 años una situación, por lo menos, incómoda? Si bien dice el dicho que "no hay mal que dure 100 años, ni tonto que los aguante", me pareció un comentario bastante patético.

¿Qué tiene de heroico el aguantar a algo o alguien? Si la vida se acaba en un ratito. ¿Qué puede valer mas que la paz y la tranquilidad de uno? ¿Cómo te pueded influenciar una persona o una situación para que decidas "soportar" un maltrato o una vejación o un mal negocio? Espero no tener que vivirlo.

Aunque puedo decir que ya lo hice.

En mis dos anteriores trabajos (en una empresa japonesa y en una empresa europea); la principal razón de salirme de esas empresas (reconocidas ambas por su "excelencia") fue la incomodidad que sentía todos los días al reconocer que no estaba comportandome como yo mismo; trataba de "encajar" en el ambiente de esas empresas.

No fue hasta que renuncie/me corrieron de la segunda empresa que entendí que, si tengo la oportunidad de no morirme de hambre, entonces puedo trabajar en un lugar adaptado a quien soy y no al revés. Porque durante mi carrera profesional, he sido lo suficientemente ambicioso para aceptar las promociones y responsabilidades que me han asignado, pero nunca cuestioné o expresé si lo que estaba pasando con mi carrera era algo que realmente quisiera. Y al tiempo me di cuenta que no lo quería; o no lo quería con el costo que implicó y que pagué en su momento. Los pagos no fueron en efectivo, fueron en tiempo con mi familia; en tiempo que necesité para relajarme antes de llegar a casa y enojarme con todos; en problemas con mi esposa; en dejar de creer en la persona que creo (todavía) que soy.

En fin; me llevó 12 años (o 16.5 si cuento el tiempo que di clases en la universidad cuando conseguí el trabajo sin pedirlo) darme cuenta, al menos, de cosas que no quiero hacer. Y ahora que pude y puedo elegir; lo disfruto enormemente.

Se que por un lado es un privilegio sentirse así, pero por otro lado es muy fácil. Solo se trata de sentirse así, y lo vas a lograr haciendo lo que realmente quieres hacer.

Hasta luego.

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